“Las empresas mutan por el cambio climático”. En el articulo de Miguel A. García Vega del país del domingo pasado constata que el calentamiento global es imparable y que supone una verdadera amenaza ecológica. Pero también una oportunidad de negocio. Las empresas comienzan a mutar y encarar la subida de las temperaturas; Farmacéuticas investigan sobre enfermedades tropicales, las empresas de moda cambian de colecciones y los colores de sus vestidos, las vinícolas buscan tierras más altas para plantar vides y las compañías de seguros subirán las tarifas ante el previsible aluvión de catástrofes e incendios.
En respuesta Jorge Riechmann, reconocido investigador del ISTAS escribía en un tweet que “Pensar en la posibilidad de un capitalismo verde es un autoengaño”.
Y llegamos a la pregunta del millón ¿Estamos a tiempo de parar el cambio climático?
Sea cuál sea la respuesta lo que es innegable es la necesidad de adoptar hábitos proactivos personales y profesionales que ayuden a luchar, mitigar y adaptarnos a la constante subida de la temperatura y por favor con celeridad que el tiempo juega en nuestra contra. Y cómo dice mi hijo y que le han enseñado en el cole “Sólo es imposible aquello que no intentas”. Entonces manos a la obra los indecisos y a trabajar se ha dicho!
En primer lugar, en un acto de coherencia conviene alinear la misión, visión y valores de nuestra empresa con los intereses de nuestro planeta y de paso hacemos un 2X1 y nos sumamos al objetivo 13 de Acción por el clima de las ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de las Naciones Unidas.
Por otro lado, podemos comenzar a utilizar los balances no financieros o los triples balances que además de medir la viabilidad económica, miden la contribución ambiental y social de la empresa. Las grandes empresas ya están obligadas a ello debido a la Ley 11/2018, de 28 de diciembre y es una buena práctica para las pymes, entidades sin ánimo de lucro y autónomos pues nos ayudan a conocer nuestra aportación al bien común y nos ayudan a tomar mejores decisiones (recomendarmos el uso balance del bien común).
Implantar en el ADN de las empresas la lucha por el cambio climático tiene su recompensa y es que la Diputación de Málaga, con los Premios Málaga Viva quieren reconocer las iniciativas y buenas prácticas por parte de personas, empresas, entidades sin ánimo de lucro y municipios en su lucha contra el cambio climático.
El objeto del galardón es visibilizar y divulgar buenas prácticas y actuaciones innovadoras en materia de cambio climático que hayan tenido lugar en los últimos tres años y las candidaturas podrán presentarse hasta el 17 de Junio de este año.
Los Premios Málaga Viva contemplan los siguientes ámbitos: movilidad, energía, agua, residuos, ordenación del territorio, urbanismo y edificación, sumideros naturales de CO2, eco-innovación y sensibilización y concienciación ciudadana de lucha contra el cambio climático.
“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Eduardo Galeano
ECOEMPRENDE (Jose D. Arribas Ortega)