¿Se trata de inversión o gasto?
Estamos ante un reto de transformación social y cambio en la gestión empresarial que va madurando. Cada año son más las empresas sensibilizadas que buscan unir la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) a su negocio principal, y que incluyen en su estrategia mejorar el entorno social en el que operan empezando con los actores más cercanos a ellos, sus clientes, sus empleados y el medio ambiente.
Según las empresas clientes de Alares que incluyen servicios añadidos para sus Empleados y/o para sus Clientes (aglutinan a más de 180.000 empleados -y más de 800.000 familiares de estos- que venden productos y servicios a más de 15 Millones de Clientes en sus empresas), un 82 % ha declarado que la aplicabilidad de políticas de RSE en sus organizaciones hacia sus plantillas y hacia sus clientes, preocupándose por sus necesidades sociales más elementales, no solo es un tema que aporta mejoras a nivel reputacional, sino que los beneficios en diferenciación, posicionamiento y cuenta de resultados, son inmediatos.
3 de cada 4 empresas clientes (75%) aseguran que han creado un nuevo lenguaje ligado al negocio y a la creación de valor y que está asumido íntegramente por la Alta Dirección. De ellas, 1 de cada 4 (el 25 % de las empresas clientes de Alares), afirman que han conseguido integrar la estrategia de RSE con la estrategia de negocio.
Por todo ello, podemos afirmar que la RSE no es parte de la estrategia sino que la estrategia en sí tiene que ser la de una Empresa Socialmente Responsable.
El resto de las empresas (25%) afirman que están trabajando en alinear la RSE con la estrategia de negocio, pero todavía están en camino de esa integración plena por una cuestión de transformación de la Alta Dirección.
En definitiva, el balance de los últimos años, y a pesar de la crisis, es más que positivo. Nos encontramos ante una transformación del modelo de negocio donde estamos consiguiendo poner en la balanza, con un peso similar, el valor económico con el valor o aporte social.
¿Qué importancia tiene la confianza de la sociedad en el tejido empresarial?
La RSE lejos de verse como algo independiente y alejado de la Alta Dirección ha llegado para quedarse en las compañías. Pymes, medianas y grandes empresas han tomado conciencia de la necesidad de integrar el concepto de RSE, que hace años era un completo desconocido, dentro de la estrategia de su negocio.
Distintos estudios indican que alrededor del 90% de los consumidores prefieren comprar a Marcas o Empresas Socialmente Responsables, y que cada día son más las empresas que se dirigen a alinear sus procesos productivos y comerciales con las necesidades del entorno que las rodea.
Ya no solo se habla de un retorno económico, sino que el Retorno Responsable toma cartas en el asunto. Hace años no podíamos hablar de porcentajes. Nos encontrábamos con una gran desconocida que a nivel de imagen quedaba muy bien en las memorias anuales, pero que todavía era un asunto pendiente de implementar en términos tangibles de aporte social y resultados empresariales.
Hoy hemos avanzando en toma de conciencia e implementación de políticas reales, tangibles y concretas, hemos avanzando en un concepto que lejos de ser baladí está más que justificado y que ya forma parte de la estrategia de negocio de las principales empresas líderes de cualquier tamaño y sector en España.
Se ha pasado de un contacto muy ligero con la RSE basado en un concepto que tenía que ver solo con la reputación, hacia una visión estratégica vinculada a la generación de oportunidades de negocio.
Solo cuando la RSE se encuentra integrada en el ADN de la empresa, toma partido en los comités de dirección, forma parte de su cultura de empresa y se traduce en políticas concretas transformadoras de su entorno, se configura como una herramienta real que influye en que una empresa sea más competitiva y sostenible a largo plazo.
En España ha experimentado un importante desarrollo en nuestro país en los últimos años a pesar de encontrarse en un contexto económico desfavorable. Y esto es porque la empresa no es la que decide. Es el consumidor el que elige donde quiere comprar un producto o disfrutar de un bien o servicio.
Si los clientes cada vez tienen en cuenta más los criterios responsables que aplican las empresas a la hora de tomar su decisión de compra, es necesario que estas no solo implementen programas de RSE y se queden en el cajón, sino que le den visibilidad, que hagan las cosas bien y que cuenten que lo hacen y como lo hacen.
Las empresas son el motor de cambio que la Sociedad necesita. En este sentido, Alares lleva impulsando desde hace años el Certificado y Sello ESR de Empresa Socialmente Responsable con la Plantilla y con la Sociedad, y ya son muchas las Organizaciones que están haciendo bien las cosas y apostando por una gestión responsable y comprometida.
El 94 % de las entidades que han recibido dicho certificado aseguran que el impacto de las políticas de RSE ha mejorado su imagen de marca, ha incrementado su productividad, competitividad y el compromiso con los empleados/as, quienes cada vez más demandan este tipo de políticas y, en muchas ocasiones, este es un factor decisorio a la hora de permanecer en una compañía o no.
De igual modo, cada vez son más las organizaciones que han establecido marcos de referencia para medir el impacto real de la RSE.
La mejor manera de fidelizar a un empleado o a un cliente es ser sensible a sus necesidades como persona y facilitarle soluciones reales a las mismas, al margen de los beneficios intrínsecos de los productos o servicios que venda la Empresa, aportándole experiencias únicas que no pueda olvidar.
Con ello conseguimos el principal beneficio, el más deseado: su credibilidad y su confianza en nosotros y en lo que hacemos, y eso se verá reflejado en la diferenciación, en el liderazgo y en la cuenta de resultados. Y es ahí, en ese punto cuando estamos creando una relación de confianza Marca-Cliente que es muy difícil de romper por nuestros competidores.
En definitiva, es la empresa, como agente económico y social que necesita mantener y ganar cuota de mercado, la que tiene que implicarse con el entorno en el que opera y la que tiene que reforzar su estrategia de Responsabilidad como parte intrínseca de su estrategia de negocio.
Javier Benavente Barrón