AutorNoelia García

Dedicado a las empresas que tienen en mente la creación de un Código Ético y se basan, para su creación o no, en su definición tradicional.

Sepan, pues, que el verdadero valor de la creación de un Código Ético no está en el documento final, sino en el proceso de su creación. Es más que una herramienta documental, resulta ser el aprendizaje y matización de los pilares internos de una empresa para su buen funcionamiento.

A parte de trabajar sobre los valores estratégicos, tales como la Misión, Visión y Valores, la conformación de un Código, hará que una empresa trabaje en la concreción y definición de sus “Grupos de Interés”, sobredimensionando así la definición del “Público Objetivo” que pueda tener. Se pasaría a identificar con quién se relaciona (Clientes, proveedores, medios de comunicación, entidades públicas, personal, empresas del entorno, vecinos, etc.), definiendo en cada caso, el grado de dependencia e influencia de los mismos con respecto a los objetivos principales de la empresa y así definir el cómo actuar con cada uno de ellos.

En conclusión, la definición de un Código Ético es toda una oportunidad al autoconocimiento de una empresa para su mejora y evolución.

Carlos García Perujo (C.C. Centro Plaza)

Esic Business & Marketing School inicia el curso actualizando el contenido de su titulación de Grado con su Título Superior en Dirección de Marketing Global. Nuestro alumnado, además de formarse en Ética Empresarial, y por tanto en RSE, ahora también en Antropología. Y es que la visión que tengamos de la persona condiciona cómo afrontamos la manera de vivir las relaciones económicas y empresariales. De hecho, no serán iguales si nuestro concepto de persona está “avalado” por Hobbes, para el que “el hombre es un lobo para el hombre”, o por Kant, para el que somos un fin y nunca un medio, o por Nietzsche, cuyo superhombre arrasa con el más débil.

¿Qué antropología demanda una RSE coherente con su propósito?

Pienso que hasta que el homo socialis no supere al homo oeconomicus no será auténtica la RSE. El homo oeconomicus se mueve bajo un único principio: “yo doy a cambio de algo”. El homo socialis integra en la empresa este principio, pero no como único y exclusivo, sino junto aotros que sin dunda son enriquecedores, como son los derechos y libertades fundamentales, la reciprocidad, la gratuidad, el cuidado de la tierra, etc.

Dionisio Blasco (ESIC Málaga)

El impacto corporativo es un fenómeno que trasciende a la comunicación convencional; es el resultado de la gestión de la vida institucional de una empresa y cómo ésta se comunica; es el resultado de la suma de lo que la organización es, su identidad, lo que hace y aspira. En un entorno actual cambiante, las herramientas convencionales ya no son suficientes ante la dinámica empresarial donde, la incertidumbre, da origen a situaciones difíciles de predecir y de controlar, por lo que la comunicación, deja de ser operativa para convertirse en estratégica.

Hablar de comunicación responsable en las organizaciones nos remite al concepto básico de responsabilidad, el cual implica el cumplimiento de las obligaciones, el cuidado al tomar decisiones o al realizar o no algo que puede afectar al otro. Ser responsable implica compromiso, prudencia, cumplimiento, deber y ética.

Una comunicación responsable es sinónimo de una gestión comprometida y honesta de la organización con sus trabajadores, clientes y grupos sociales con los que interactúa. Esto permite el diálogo constante entre los integrantes de la empresa y su entorno, logrando una conversación continua y responsable que contribuye positivamente al entorno social en el que se desenvuelve.

Alexis Ojeda (Métrica6)

Hoy en día las empresas reconocen la importancia de incluir la responsabilidad social en su día a día para crear una imagen positiva y atraer talento.

Un aspecto muy apreciado por los empleados es la conciliación entre la vida personal y laboral, y el teletrabajo aquí es una medida a valorar. Además, las nuevas tecnologías facilitan más esta modalidad de trabajo. Las empresas que incorporan esta práctica tienen muchas ventajas.

En primer lugar, la buena reputación que adquiere la organización. Al mejorar la calidad de vida de sus empleados, tendrá prioridad frente a otras que no lo ofrecen.

Otra gran ventaja es el  aumento del rendimiento y del sentimiento de orgullo y pertenencia de su plantilla, además de la disminución de sus desplazamientos que tiene un impacto positivo en la reducción de la contaminación.

El teletrabajo requiere por otro lado una confianza plena de la empresa en el trabajador y es, a su vez, una oportunidad para ambos de demostrar su compromiso y motivación.

El debate sobre el teletrabajo está abierto pero los resultados son claros, con empleados más felices no cabe duda de la obtención de resultados más exitosos por la empresa.

Arelance

Cuando se habla de ODS se hace en una escala mundial o estatal, de forma ambiciosa y con un fin muy amplio. Y aunque es así, no se debe olvidar que los primeros beneficiados serán las empresas que los desarrollen, ya que ellas ejecutarán acciones que les reportará beneficios directamente. También pueden ser contemplados como una oportunidad de desarrollar la RSE con una visión más amplia y de conjunto. Para ello, los ODS pueden ser incorporados a la RSE de tal forma que las acciones a realizar para cumplir con la RSE sean incorporadas dentro de cada uno de los objetivos, y así no sólo se está trabajando para mejorar la empresa sino dando ejemplo y construyendo un mundo mejor.

Por ello a la hora de enfrentarse a diseñar las acciones que se pueden llevar a cabo para cumplir esos objetivos, es importante hacer un análisis de autocrítica y ver qué es necesario mejorar y por qué. Así la empresa conseguirá, por ejemplo, reforzar el rendimiento y la productividad o reducir el consumo de recursos, factores que una vez mejorados o solventados le reportará beneficios, económicos o sociales, desde el primer día.

De esta forma, se pueden ver los ODS como una oportunidad de mejora, de crecimiento y de progreso en la empresa, que además está ayudando a equilibrar la balanza a una escala mucho mayor.

Green Globe

Tan recurrente a veces es el concepto de Responsabilidad Social Corporativa que muchas veces, intencionada o subconscientemente perdemos de vista su utilidad, y por supuesto de razón de ser. De esta manera entendemos por RSC toda aquella contribución que nuestra empresa hace de manera activa y voluntaria encaminada a la mejora social, económica y ambiental de su entorno.

Y para ello partimos de unas premisas fundamentales. Las acciones que pongamos en marcha deben estar vinculadas a la actividad básica de nuestra compañía, no siendo actuaciones aisladas que en poco o nada coincidan con nuestro objeto social. No se trata pues de desarrollar, utilizando el escaparate de nuestra empresa y de cara a mejorar su situación competitiva y la notoriedad de su marca, eventos de carácter solidario que aisladamente supongan una mejora en nuestro entorno como vía para obtener una mejora en nuestra valoración por parte de la sociedad.

Nuestras acciones de responsabilidad social deben estar siempre englobadas en nuestra actividad, pues sólo de esta manera van a suponer una mejora de nuestro valor añadido, y que sean así percibidas como tales por nuestros clientes internos y externos.

Y por supuesto la RSC que articulemos no debe quedarse en alardear de cumplir las leyes o normativas, algo que por descontado debería ser inherente en todas nuestras políticas sin necesidad de mención externa. No hay Responsabilidad Social sin cumplimiento de la ley, pero aquella para ser considerada como tal deberá ir siempre más allá del simple, y por otro lado esperado, cumplimiento legal. Aunque en ocasiones se confunda.

Eduardo González Naranjo (NEWMANS CONSULTORES)

Girar hacia empresas “verdes” es uno de los pilares clave de la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa. En este sentido, la decisión estratégica de desarrollar y gestionar “entrenamientos corporativos” en formato e-learning (totalmente online o semipresencial) reduce emisiones innecesarias por desplazamientos y promueve la reputación de marca corporativa como líder moderno y comprometido con la ecoeficiencia.

Para compensar emisiones de CO2, muchas empresas aprovechan la oportunidad para comprar bonos de compensación de carbono con el compromiso de invertir en iniciativas ecológicas y así comunicarlo en sus memorias de sostenibilidad. Sin descartar lo anterior, para adoptar una huella ecológica efectiva la prioridad de acción sería simplemente reducir la cantidad de viajes, especialmente los que no son estrictamente necesarios.

Hoy día, gracias a la tecnología, las empresas pueden invertir en herramientas virtuales de colaboración, mensajería de intranet y sistemas de videoconferencia para organizar reuniones virtuales y formaciones online. Estas tecnologías son útiles no solo porque aumentan la productividad y ahorran dinero y tiempo, sino también porque minimizan la necesidad de desplazamientos.

El e-learning permite que los contenidos se transmitan en vivo o bajo demanda a empleados, clientes, socios o estudiantes a cualquier distancia en cualquier momento.

Silvia Montoya (Ecoemprende)

La RSE es de gran importancia para que las empresas tengan un desarrollo sostenible, permitiendo satisfacer las necesidades de sus grupos de interés y lograr el equilibrio social, económico y ambiental. Es por esto fundamental que las empresas identifiquen claramente los grupos de interés con los que interactúa, de modo que pueda identificar el impacto de sus actividades normales en el día a día para con los stakeholders y de igual forma definan con claridad las políticas responsables a implementar, de modo que puedan propiciar o contribuir en la consecución u obtención de beneficios (económicos, sociales y ambientales) para cada uno de los grupos de interés; esto como forma clara y precisa de velar por el crecimiento muto entre sociedad y empresa.

El compromiso de ser socialmente responsables, transforma las miradas de las organizaciones, haciéndolas conscientes del alto grado de responsabilidad que tienen para con sus colaboradores, el medio ambiente y la sociedad.

El aporte responsable de las organizaciones a la sociedad es indispensable si lo que se busca es la permanencia de las mismas.

Isaías García (Mr. maboo)

En el Mundial de las empresas estamos acostumbrados a hablar de la Responsabilidad Social Corporativa como una filosofía de trabajo en la cual la empresa se preocupa de aspectos relacionados con la acción social, el medio ambiente, las buenas prácticas con los trabajadores, etc.

La cultura de una empresa se construye desde sus valores, principios y creencias. Es difícil desligar esta cultura de la honestidad y la ética de las personas que las dirigen y las integran.

La persona que no separa los residuos en su casa, no tiene por qué prestar un especial interés en separarlos en su empresa.

El que no concilia vida familiar y profesional a nivel personal difícilmente está concienciado para hacerlo cuando entra por la puerta y comienza a trabajar.

El que emplea un lenguaje sexista en su casa, no se transforma en su empresa como el doctor Jekyll y el señor Hyde y emplea un lenguaje apropiado por tener la RSC implantada en su organización.

Que no nos engañen algunos flautistas…si no eres ético con tu familia y tus amigos, difícilmente lo va a ser con tus compañeros y tus empleados.

Dominio claro de la ética sobre la RSC y dos goles que marcan la diferencia en el juego…

Manuel Martínez (BE-MAKE-CREATE,S.L.)

Hace muy pocos años economía circular y cambio climático eran sólo dos conceptos ambientales que pasarían por las organizaciones empresariales como una sombra “conceptual” sin trascendencia material en su organización y gestión; sin embargo, las organizaciones e instituciones internacionales, europeas y españolas (en nuestro ámbito) los han impulsado  para quedarse como instrumentos que deben integrarse sistemáticamente en la gestión como modelos que deben orientar las actividades de creación/fabricación de productos y prestación de obras servicios en todos los sectores empresariales. Hoy nadie duda que son pilares básicos de la responsabilidad social ambiental e instrumentos básicos para la sostenibilidad.

Además de las diferentes normas legales de aplicación exigible, también existen otras de adopción voluntarias como la norma iso 14001:2015 o el reglamento comunitario EMAS (de carácter ambiental) que conducen muy positivamente a las empresas para que “también” puedan identificar riesgos, aspectos e impactos de nuestras actividades que debemos determinar y gestionar para integrarnos en un sistema de economía circular y contribuir al cambio climático mitigando sus negativos efectos. Al mismo tiempo estas “buenas prácticas ambientales”, suponen un valor añadido para la sociedad y una ventaja competitiva; incrementan la eficiencia de los recursos, fomentan la sensibilización, conocimientos y comunicación ambientales de/con los grupos de interés de las empresas.

LIMASA