Buenas prácticas en la preparación para la verificación de la huella de carbono de una organización
En el actual contexto de firme apuesta por la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático, es cada vez más relevante conocer cuál es la contribución de las empresas a las emisiones de gases de efecto invernadero. Muchas organizaciones están ya calculando su huella de carbono para así conocer cuáles son sus fuentes de emisión de gases, la significancia de estas y poder establecer los planes de reducción.
Es fundamental a la hora de comenzar este proceso, tener en cuenta unas recomendaciones muy sencillas, que nos permitirán agilizar la recogida de información y la realización de los cálculos de forma eficiente, evitando errores en la emisión de informes y posteriores dificultades en la verificación. A continuación, indicamos algunas buenas prácticas y consejos que ayudarán a mejorar y garantizar un cálculo solvente y eficaz:
- Informar a toda la organización del proyecto de cálculo de huella de carbono: es fundamental que todos los departamentos conozcan la intención de la organización de calcular la huella y comprometerse con su reducción. Esto nos permitirá solicitar los datos relevantes a las distintas áreas, las cuáles entenderán la relevancia de la solicitud y el marco de colaboración para el proyecto en curso.
- Realizar una visita rigurosa a todas las instalaciones auxiliares de la organización, incluyendo oficinas, fábricas, almacenes, campas, áreas de mantenimiento, garajes, salas de máquinas u otros. Esto nos ayudará a identificar correctamente todas las fuentes de emisión, que muchas veces pueden pasar desapercibidas, tales como grupos electrógenos, cuadros eléctricos vinculados a centros de transformación eléctrica, equipos móviles de combustión auxiliares, calderas, sistemas de refrigeración o climatización.
- Realizar un inventario de toda la documentación que soporta la construcción de los datos de actividad sobre los que se realizará el cálculo: es fundamental disponer de todos los registros en papel o preferentemente informatizados de los que se extraen los datos. Estos pueden ser facturas, albaranes, partes de trabajo, emails, informes u otros. Estos registros deben listarse de tal forma, que el dato final aportado para el cálculo pueda reconstruirse de forma fácil y se garantice la integridad de la información.
- Llevar a cabo una auditoría de datos previa a la generación del Informe de Emisiones GEI: es de gran ayuda (y en algunas normas como la ISO 14064 es obligatorio), realizando una comprobación por muestreo de aquellas fuentes de emisión que se hayan declarado. Se recomienda muestrear al menos el 10% de los documentos de los que se han extraído los datos, para garantizar la solvencia del cálculo.