Las empresas responden cuestionando
La R.A.E nos recuerda que “responsable” procede del latín medieval responsabilis (que requiere respuesta), que a su vez deriva del latín responsāre (responder). Y es que la RSE no es más que la respuesta que las empresas dan a una sociedad marcada por los acontecimientos que viven en cada momento.
Sin duda la inquietud y la incertidumbre tiñen de forma particularmente intensa los tiempos que ahora estamos viviendo. Y la peculiar situación requiere, por parte de las empresas, una respuesta que trascienda la posibilidad de solución de los problemas y que se pregunte por las raíces de esta problemática.
Comprender la RSE más allá de una respuesta requerida implica cuestionar y cuestionarse, implica asumir la posibilidad de ser “agitador y revitalizador de conciencias”. Y las empresas son, sin duda, un elemento crucial en esta tarea, ya que pueden ser elementos proactivos en favor de un mundo mucho más habitable, mucho más humano.
Y aún queda la tarea más compleja, cuestionar la actividad de determinadas actividades económicas y financieras que sostienen y promueven un mundo convulso (y es aquí donde aparece el dilema del cascabel y el gato).
Y es que siempre hay un paso más por dar, también desde la RSE. Y este reto llena de sentido la asignatura de Ética Empresarial en los planes de formación académica.