Gestión de residuo textil: se acaba el tiempo
El consumo de ropa marcará un nuevo máximo en 2030: se situará en 18 kg por persona y año. Por cada kg de textil que se fabrica se liberan entre 15 y 25 kg de CO2. La industria de la moda es una de las más contaminantes, responsable de entre un 8 y un 10% de las emisiones globales.
Ante este escenario, es imprescindible pasar a la acción. No vamos a salvar el Planeta sólo cambiando nuestros hábitos de consumo. Pero podemos contribuir a mitigar el impacto de la moda sobre nuestro entorno.
Una manera sencilla de hacerlo es reduciendo nuestro nivel de compra de textil. Y, también, apostando por la moda de segunda mano. Sólo un dato; según un estudio de EuRIC, la Confederación Europea de Empresas de Reciclaje, reutilizar textil tiene 70 veces menos impacto ambiental que fabricar prendas nuevas o destinarlas a reciclaje.
Para estimular la reutilización y prolongar el ciclo de vida de las prendas debemos primero promover una recogida selectiva de textil usado eficaz. Y aquí intervienen los Ayuntamientos, las mancomunidades y los consorcios de residuos, principales palancas a nivel local para impulsar la recuperación de esta fracción.
También las entidades privadas, desde el ámbito de la responsabilidad social empresarial pueden contribuir a esta recogida selectiva.
Sobre todo, teniendo en cuenta que la UE ha determinado que, a partir del 1 de enero de 2025, es decir, dentro de 15 meses, la recogida selectiva será obligatoria en todos los municipios europeos.
Buena parte de ellos tiene ya implementada la recogida dentro de sus planes de gestión de residuos. Aunque en ocasiones, sin contar con un gestor autorizado. Muchos otros, aún ni siquiera lo han puesto en marcha, lo que supone un coste para la ciudadanía, en forma de pago de tasas de vertido, puesto que el textil acaba en vertedero como impropio del resto de fracciones.
1 de enero de 2025. El tiempo apremia.